Revista Lucarna

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Entrevista a las creadoras de esta impredecible experiencia teatral

Lunas Cautivas – Historias de poetas presas, de Marcia Paradiso

Documental sobre tres mujeres, tres historias y un penal

Cyrano de más acá, de Emiliano Dionisi (Teatro)


Por Másako Itoh.

Visitar la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes tiene algo de viaje al pasado.  Abrir una puerta con reminiscencias de vieja abadía española que conduce al antepalco, donde, luego de atravesar una cortina de damasco de rayón, disfrutar una magnífica visión del escenario con su clásico diseño a la italiana y su pesado telón bermellón que se descorre.

Ahora bien, visitar la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes para ver Cyrano de más acá, de Emiliano Dionisi, implica el mismo ejercicio de corrimiento de velos y puertas, una tras otra, de viaje al pasado, pero que nos interpela con humor y emoción en el presente.

Desde lo argumental, la pieza está inspirada en el Cyrano, de Bergerac de Edmond Rostand. Un guerrero cultivado, Cyrano (Roberto Peloni), dotado tanto de valentía como de sensibilidad poética, pero con una nariz tan prominente que lo aleja irremediablemente de la posibilidad de enamorar a su prima, la bella Roxana (Julia Gárriz). Pero el sello de Dionisi, se observa en su inteligente forma de enmarcar esta historia en otra, que es la de los personajes que comentan este transcurrir de la vida de Cyrano, la analizan y la disfrutan, y cuya intervención acelera el ritmo de la pieza, volviéndolo un juego vertiginoso, con el omnipresente acompañamiento musical de Martín Tincho Rodríguez y músicos en vivo.

Pero no sólo eso, Cyrano también juega con diversos géneros dramáticos -tanto de prosapia europea como criolla-, y, sobre todas las cosas, el disloque de la palabra o, mejor dicho, de los sentidos de las palabras, que unas veces es literal y otras metafórico, pero que deambula segura entre los pasillos de la mejor poesía humorística cercana a la greguería, y el sentimentalismo sincero que deviene en emoción.

Desde la puesta en escena, ya vemos claros indicios del gusto por lo barroco, por los distintos puntos de vista. Una escenografía móvil, que va mutando tanto en lo físico como en sus referencias histórico-temporales. Una suerte de carromato que delimita tres espacios dramáticos distintos: un escenario clásico a la italiana y de papel pintado, que recuerda a los teatros de dioramas del siglo XVII, especialmente diseñados para los juegos de los niños, con sus varios niveles de profundidad y colorido; un romántico balcón, al estilo Romeo y Julieta, y un moderno campo de batalla con cierta interpelación a las guerras de mitad de siglo XX.

Con toques de comedia del arte, lenguaje clownesco amalgamado a nuestro drama criollo, esta pieza invita a familiarizarse con el lenguaje expresivo y lírico a partir del humor.

Cabe mencionar, el singular combate con versos improvisados y empuñaduras, pero sin espadas (“Un abc aplastante para el marqués ignorante”, afirma Cyrano), donde la regla es utilizar en orden las letras del abecedario.

Se trata de una historia de amor que muestra otras formas de vinculación entre las personas, a través de cartas amor, de sus diferentes palabras y sentidos, que de alguna manera interpela nuestras maneras actuales de comunicación, subsumidas en el laberíntico juego de mensajes de texto abreviados o audios de voz delimitados en función de los minutos que ocupa.

Dónde: Teatro Nacional Cervantes. Libertad 815.
Cuándo: Sábados y domingos a las 15:00, hasta el 9 de septiembre.
Cuánto: Desde 50$.



Ficha Técnico-artística

Actúan: Juali Gárriz, Roberto Peloni, Talo Silveyra y Horacio San Yar. 
Músicos: Gianluca Bonfanti Mele, Matías Sebastián Menarguez Insúa, Martín Tincho Rodríguez, Juan Pablo Schapira. 
Vestuario: Marisol Castañeda. 
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez. 
Iluminación: Gonzalo Córdova. 
Música original: Martín Tincho Rodriguez. 
Dramaturgia y Dirección: Emiliano Dionisi. 

La casa dada vuelta, de Guadalupe Lombardozzi (Teatro)



Por Másako Itoh.

Una de las formas dramáticas en la que mejor se patentiza el origen mágico y ritual del teatro es el teatro de títeres. Y es que en un mismo acto, bella paradoja mediante, el titiritero nos muestra cómo manipula un objeto que, al mismo tiempo, casi nos convence que está vivo.  

Si a esto le sumamos que el manipulador simultáneamente encarne otro personaje, el deleite ante tanta destreza artística no puede ser mayor. Esto sucede en La casa dada vuelta, de Guadalupe Lombardozzi, quien -como titiritera pero también asumiendo el rol de una pequeña niña, Irupé- debe combatir al feroz monstruo Estisimolou, que acecha los sueños de los niños. Pero Irupé no está sola, cuenta con la ayuda de su muñeca favorita, Tomoe Gozen (nombre de una heroína guerrera del Japón feudal) para emprender este viaje plagado de peligros.

Con música original de Andrés Albornoz y una soñada casa de muñecas de color celeste, realizada por Juan Manuel Benbassat, se configura este mundo, sencillo pero fantástico, minimalista y bello por donde se lo busque. 

La sólida mirada de dirección de títeres de Adriana Sobrero, consigue darle vida a cada gesto y movimientos de los títeres, sacando el jugo a los momentos no dialogados de la obra (situaciones de lucha, juegos, búsquedas) donde el cuerpo del títere y fundamentalmente sus gestos, adquieren verdadera dimensión poética. De esta manera, consigue una de las cosas más asombrosas que puede generar el teatro: detener el tiempo cotidiano, el del espectador, para adentrarlo en el otro, aquel que pertenece al de la vida de los títeres. 

Acerca de Guadalupe Lombardozzi

Es egresada de la Escuela de Titiriteros del Teatro San Martín. 
En actuación se formó con Pompeyo Audivert, Ricardo Bartíz, María Onetto. En clown, con Quique Federman y Marcelo Katz. En teatro de Objetos, con Ana Alvarado. Como escenógrafa se formó en la Escuela de Diseño Escénico Saulo Benavente,  y con escenógrafos como Oria Puppo, André Serroni, Pamela Howard y Mónica Raya. 
Desarrolla su actividad como docente en el área no formal trabajando con niños y adultos desarrollando talleres en el Centro Cultural Recoleta y cursos de extensión en la Universidad Nacional de las Artes.
Actualmente dirige sus espectáculos en La Lupe Teatro, plataforma en la cual desarrolla sus obras.

Cuándo: Domingos de Agosto a las 17:00.
Dónde: Pan y Arte, Casa de Títeres. Av. Boedo 880, CABA.
Cuánto:  $ 180 y $ 160 (estudiantes y jubilados).
Reservas:4957-6922


Ficha técnico-artística
Diseño de títeres y objetos: Guadalupe Lombardozzi
Realización de títeres: Manuela Grandal, Ayelén Laxatl, Guadalupe Lombardozzi, Myriam Salto.
Realización de la casa: Juan Manuel Benbassat
Realización de Vestuario: Pepi Sánchez
Música original: Andrés Albornoz
Diseño gráfico: Olifant, Valeria Miguel Villar
Dirección de títeres: Adriana Sobrero
Dirección de actuación: Laila Duschatzky
Puesta en escena: Guadalupe Lombardozzi y Adriana Sobrero 
Dramaturgia y dirección: Guadalupe Lombardozzi

El día de una soñadora (y otros momentos), Sobre textos de Copi, adaptada y dirigida por Pierre Maillet (Teatro)


                                                   Por Luz Moreira.

El espectáculo fue estrenado el año pasado en el Centro Cultural Néstor Kirchner y, por solo cuatro funciones, es parte de la programación del Teatro Nacional CervantesEl día de una soñadora… y otros momentos, es un montaje basado en dos textos de Copi: El día de una soñadora... y Río de la Plata. En él, Marilú Marini es protagonista de un recital libre y poético; aparece acompañada por el piano de Lawrence Lehérissey y las voces en off de Marcial Di Fonzo Bo, Michael Lonsdale y Pierre Maillet, quien también tiene entre sus manos la dirección de la obra. 

Se hace evidente que Maillet es conocedor y estudioso de las particularidades de los textos de Copi. Por su parte, la actriz cuenta con años de amistad y trabajo con el autor del clásico y singularísimo La mujer sentada, cuya versión teatral ella misma interpretó en París. 

Marilú encarna, con su actuación, y Pierre Maillet dirige La journée d’une rêveuse (et autres moments…), El día de una soñadora (y otros momentos), la primera obra que Copi escribió en francés y su primera pieza montada en Francia (en 1968) por Jorge Lavelli. En ella se cuela Río de la Plata, el prólogo autobiográfico de una novela que nunca fue, escrita por Copi como una suerte de testamento.

Narrando en francés, Copi, como Beckett, reinventó el idioma. La relación con las palabras y con la Argentina, el exilio de la escritura, están aquí como tema de fondo. Y Marilú, cuyo cuerpo alberga a tantas criaturas en escena, habla por él, pero también por ella misma, y se vuelven uno.

El día de una soñadora... se presenta en francés con subtítulos en castellano y hace homenaje a un par de amigos artistas en su mejor y más encantadora faceta. Una pareja compuesta hermosamente, un retrato de lo mejor y más bello de cada uno y de los dos juntos. Son Copi y Marilú, artistas, amigos, argentinos, extranjeros de su tierra, retornados, trastornados quizá. Las variadas capas del texto exquisitamente interpretado invita y seduce desde lo rítmico y sonoro del perfecto francés de Marilú y la musicalización de un piano delicado y contundente.

Los textos de Copi en el cuerpo emocionado de Marilú Marini resultan simplemente un espectáculo encantador que mantiene al espectador entre el asombro y la emoción. Una actriz tremendamente generosa se pone a disposición del todo y transforma texto y público en protagonistas.

Únicamente los entendidos en la materia logran traer a Copi tan contundentemente. El espíritu copiano trasvuela la escena, y entonces no está de más preguntarse quién es quién. Una actriz que se enviste a Copi y Copi que se trasviste de actriz. El encuentro entre ambos se brinda desde las manos de Maillet que, cual pintor, plasma lo más significativo de un lenguaje, y lo hace hoy, con un Copi actual, que en su afrancesada manera expone la argentinidad impresa en su poesía. 

Marilú lo sueña a Copi, lo revive, es…

Una cena entre amigos

Y pienso en los amigos, en la historia común de ellos como un compendio maravilloso y escénico, una especie de cena, de encuentro donde Maillet pone la mesa y cocina, para que Copi y Marilú charlen y beban, y gocen el teatro. 

Marilú en escena es tan grande que danza con el vértigo de la ficción y la realidad de esa manera tan linda como es la suya; y te encanta, bailas con ella, explotas con ella, te sonrojas con ella e, inevitablemente, la admiras, le agradeces, quieres ser ella y ser Copi; ser amigo de los dos, ir a cenar y salir a caminar por la ribera del Río de la Plata con Maillet y preguntarle mil cosas, y decirle que a Copi le hubiese encantado su teatro, porque lo conoce y lo siente, y qué bueno que nos invita a encontrarnos con él así.

Dónde: Sala María Guerrero. Teatro Nacional Cervantes. Libertad 815.
Cuánto: 120 y 90 pesos. Descuentos para jubilados, docentes y estudiantes con acreditación.
Cuándo: 7 de agosto a las 20:00. 

Esa Cosa, de Pepe Marquez (Teatro)



Por Mirko Gómez.

Esa cosa es algo que forma parte del protagonista, algo que lleva dentro de sí, hasta que una mañana este algo decide emanciparse de él. Ahora su pasar se parece al de sus pesadillas.

Esa Cosa de Pepe Márquez es una propuesta de teatro físico con música original, en la que un encadenamiento de acciones, repetitivas y coreografiadas, les permite a los actores eliminar la palabra y apelar al cuerpo en toda su extensión como principal elemento comunicador. Además, la puesta en escena despliega un conjunto de dispositivos escenográficos dinámicos que dialogan directamente con los cuerpos para modificarlos y para modificarse a sí mismos. En esta obra, la transformación de elementos estáticos convencionales, como telas, plásticos, alambres, papel de diario, adquieren significación y construyen un discurso de lo inanimado.

La obra podría pensarse como una distopía, en la que un modelo de producción sin sentido ha llegado a su punto álgido y el ser humano como tal, con identidad y capacidad de elección, ha desaparecido, y se ha convertido en un simple engranaje de un gran artilugio. En Esa Cosa no hay personajes propiamente dichos, solo bocetos de roles. Entes alienados de los cuales no se puede desprender ningún tipo de cualidad identificativa, solo una universalidad del ser, donde el único punto en común es la perpetuidad de una serie de quehaceres que, a modo de cadena de montaje, van construyendo el esqueleto de las formas de supervivencia del mundo que propone Pepe Márquez.

En cuanto a la música, en ciertos tramos animada y en otros comparable a un soundtrack de una pesadilla lyncheana, podríamos decir que está utilizada de la forma en la que lo hacían los viejos maestros del cine silente: como regidora, creadora de climas y organizadora de las acciones. Incluso algunos gags están construidos en torno a la arquitectura musical. La simbiosis música-escena por momentos está muy bien lograda, pero a veces se desdibuja y no consigue tener el efecto simbiótico del que hablábamos. También se torna muy atrapante el uso de los silencios, fundamental para destacar los tracks que acompañan la obra. 

Lo interesante de una obra de dimensiones abstractas en la que los márgenes no están delineados y el único límite es la propia imaginación, es la cantidad de posibles lecturas que se le pueden atribuir. Sin dudas, Esa Cosa es una de estas obras de la cual existen tantas lecturas como espectadores que vivenciaron la experiencia.

Cuándo: sábados de julio y agosto 22:30 hs.
Dónde: G104


Ficha técnico-artística: 
 
Dirección, dramaturgia y coreografía: Pepe Márquez
Música original: Fabio Zurita
Diseño vestuario, escenografía y objetos: Lucia Lossada, Pepe Márquez
Actúan, bailan y manipulan objetos: Pedro Risi, Gabriela Pekers, Natalia Ayzenberg,  Mariana Barceló,  Pepe Márquez
Realización vestuario, escenografía y objetos: Lucia Lossada, María Virginia Pioli, Clara Valente, Julia di Blasi, Paula García, Valeria Nesis, Camila Colombo
Producción: Ensamble Tempeste