Tajada, de Carolina Mazzaferro y Joaquín Sesma (Teatro)



Por Carolina Reznik.

Seis personajes en un hotel. Se podría decir cinco mujeres y un hombre, pero lo cierto es que no es pertinente. En Tajada, las clasificaciones y etiquetas respecto del género no son relevantes. De hecho, el personaje masculino usa zapatos de taco de mujer sin que haya en toda la obra una referencia o diálogo al respecto. Y en la historia hay parejas homosexuales y heterosexuales sin que ello se tematice ni influya en el desarrollo de la acción. 

La obra transcurre en un único espacio, un hotel del que no sabemos nada: ni dónde está ni si está en funcionamiento y tiene otros huéspedes. De los seis personajes tampoco tenemos mucha información. La historia avanza y construye una trama sencilla y típica del melodrama. Porque lo que importa en Tajada es la materialidad de la puesta en escena. La manera en que se representa ese melodrama absurdo. 

Con actuaciones exageradas y canciones con coreografías que se combinan con una escenografía realista e historias de amor tradicionales y propias del melodrama, y otras que hasta pueden resultar escandalosas. 

Todo en la representación está puesto para incomodar al espectador, extrañarlo (la referencia a Brecth es adrede). A diferencia del melodrama tradicional, uno no se identifica con la heroína ni con la historia en el sentido stanislavskiano. Y eso es lo que lo vuelve más interesante, esta parodia que conduce al público necesariamente a reflexionar sobre el género y sobre el teatro, pero, también, sobre cuestiones propias de nuestra época.

Además, la obra tiene un intertexto fílmico variado. El cine de Almódovar está presente y tal vez sea el más visible y claramente intencionado. Pero también resuenan El resplandor y 8 mujeres, como es característico de la parodia posmoderna. 

A nivel espacial, la representación es interesante, una escenografía muy sutil que simula el lobby del hotel y deja ver parte de una extra escena vacía que no es ni el detrás ni el escenario. Especie de limbo en el que los personajes muchas veces se quedan “vagando” al salir de escena.

La actuación es sólida y pareja, lo que imprime agilidad y favorece a algunas situaciones que se vuelven largas y repetitivas. 

En definitiva, lo que este comentario busca resaltar son los múltiples aspectos y sentidos que posee la obra. Sin duda, cada espectador sabrá mirarla y sacar su “tajada”.

Dónde: Espacio Sísmico.
Cuándo: D
omingos a las 21:00. 



Ficha técnico artística
Dirección general: Tamara Belenky.
Asistencia de dirección: Francisca Solari.
Actúan: Camila Brogliatti, Carolina Di Meglio, Carolina Mazzaferro, Maite Rodriguez Chietino, Constanza Rulli y Joaquín Sesma.
Producción ejecutiva: Carolina Mazzaferro.
Diseño de escenografía: Chiara Severi.
Realización de escenografía: Brenda Hirsch y Julio Hirsch.
Diseño y realización de vestuario: Carolina Sagastume.
Diseño de iluminación: Moshe Maya Duarte.
Coordinación musical: Paula Naanim Tellis.
Edición de sonido: Agustina Curci.
Diseño gráfico: Joaquín Sesma.
Dramaturgia: Carolina Mazzaferro y Joaquín Sesma.