Fragmento de Espinas, poemario de Pamela Neme Scheij



Servirle la cena
el licor de anís. Suspiraba
para aguantar el llanto.
Desoía cada palabra
enlos gestos
de su madre. Fija
frente a las hornallas
esperaba el final, un plato
de nuevo limpio, la casa
sin patrón.

**


Con las lágrimas
entrando en su boca, solito
en el ahogo, animal
repetía:       
que ya no regresen
que ellas no esperen su llegada
y él pueda cuidarlas 
como un ángel bueno.
Que se ausenten los hombres
de su familia
de todo recuerdo. 

**

El té de a traguitos
en los sillones de pana
jugaban a ser personajes
de las novelas que Lavive leía.

Papá acariciaba a su hermana
como un enfermeroo un mago
reteniéndolaingenuo
en este mundo.

Ella se murió
recostada entre sus libros
un resto de piel
pálida y agua. 

**

Como Nadua en la niñez
tatué nuestro linaje
en mis brazos.

Líneas, sombras que acomodan
cada pena, entrega y esperanza
en su lugar preciso.

El vibrar de tu voz, papá
entrama los vestigios
de esas memorias
ya casi sin dueños.
No quiero
que se disuelvan. Escribo
todo lo que puedo.
Lo hago
como si tejiera a dos agujas

con dos espinas.