Movimiento perpetuo, de Paz Pardo (Teatro)



Mudarse implica mucho más que guardar todas nuestras pertenencias en cajas rotuladas y esperar, con mucha fe, que su contenido llegue intacto al lugar de destino. Mudarse es también dejar atrás un encarnado sistema; una forma de vida que en algún momento pudimos desentrañar casi por completo para nadar en ella sin mayores dificultades.

Las reacciones al movimiento seguramente sean infinitas, pero podríamos imaginarlas en base a distintos grados o niveles. El primero sería cambiar de barrio, y en ese caso las actitudes esperables en la media de los mudantes engloban la búsqueda de nuevas estrategias de tránsito (colectivos que conecten la zona, combinaciones de subte, calles más o menos iluminadas, la mejor plaza para sacar al perro, etc., etc.); así como el esfuerzo extra para decodificar las costumbres de los vecinos lo antes posible; y el hacer propios los sonidos del habitáculo que de ahora en más se llamará ‘hogar’ para que su condición de posibles amenazas termine pronto.

Pero el traslado puede ser más drástico. Si se da de una provincia a la otra ya estamos en el nivel dos y la voluntad tendrá que ser mayor. Esto dado las menores oportunidades que se darán de volver corriendo, en plena crisis existencial, al lugar de pertenencia. Son casos en los que hay que hacerse a la idea de que uno es laxo, que puede amoldarse a ciertos usos novedosos, horarios diferentes y potenciales amigos que ayuden a aligerar el trago y acelerar el proceso que nos pueda llevar a un esperanzador disfrute de la nueva geografía.

Ahora bien, llegando al final de esta escueta categorización, tenemos el nivel más extremo: el cambio de país. Y ahí, mis amigos, se corre el riesgo de transformarse en un perfecto extraterrestre. Al menos esta es una de las hipótesis que se desprenden de Movimiento perpetuo, experiencia teatral interactiva que versa sobre la soledad que irremediablemente conllevan las mudanzas y las consecuencias de arribar a una ciudad tan bella y monstruosamente particular como Buenos Aires.

Este curioso unipersonal es un trabajo itinerante que toma lugar en un espacio diferente cada vez. Así, el espectador es invitado a participar de una mudanza para formar parte de ella, escuchar la historia de su galáctica artífice y darle alguna que otra palmadita reconfortante para que afronte la ardua tarea de amoldarse al planeta Tierra. En el medio, circulan los brownies, el vino y el agua.

Todo el que quiera acompañarla en su trance, puede escribir a movimientoperpetuoobra@gmail. Con la reserva será confirmado el living que albergará a la obra y a sus participantes. Los grupos son reducidos y la forma en la que cada quien interactúe durante la hora que dura la reunión dependerá de las ganas que se tengan.

Movimiento perpetuo se estrenó en noviembre de 2013, salió de gira por Colombia y hasta diciembre andará de casa en casa en Buenos Aires para emprender un nuevo viaje en 2015 rumbo a Nueva York.

Dónde: Living de una casa a confirmar.
Cuándo: Martes a las 21:00.
Cuánto: 80 y 60 Pesos.

Ficha técnico artística:
Actúa: Paz Pardo.Vestuario y escenografía: Tony D’Fabrici.Coreografía: Katharine Hawthorne y Paz Pardo. Voces en off: Sol Hilfinger-Pardo, Jessica Almasy. Música: Heather Christian.Texto: Paz Pardo.Dirección: Carlos Enrique Lozano.